México paga caro TLCAN

Ciudad de México  

Competencia, comercialización y cambio climático

 

En artículos pasados, hemos escrito sobre los tratados internacionales en los cuales México participa. En la actualidad, de acuerdo a datos de la Secretaría de Economía, la nación mexicana cuenta con una red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países, lo cual coloca a nuestra nación como referente en la actividad comercial y a la vanguardia en sus relaciones con la Unión Europea, Asia - Pacífico, América del Norte y América Latina, entre otros. Por ello, hablar del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Estados Unidos, México y Canadá, merece un breve recuento de sucesos.

Corría el año de 1990 cuando comenzaron las negociaciones entre el gobierno de México y Estados Unidos de América para el TLCAN; en 1991 Canadá se suma a las charlas y más tarde, en el año de 1992,se firmael TLCAN entre Estados Unidos de América, Canadá y México. Para 1994el tratado entra envigencia,al mismo tiempo que se hace público el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el país, así como su guerra contra el neoliberalismo.

Durante 2016 el candidato a la presidencia de EUA Donald Trump, hace firme su postura de salir del tratado por no convenir a los intereses de su nación y en este 2017, ya como mandatario, aún discute la salida permanente de la nación estadounidense ola restructuración del TLCAN.

A pesar de la postura de Trump respecto al TLCAN, México ha garantizado ventajas para el gobierno de EUA, por ejemplo, en el ámbito agrícola, al proveer frutas y legumbres al mercado estadounidense a bajos precios. Por otra parte, existe una real disparidad respecto a la producción de maíz entre países; en México está sustentada por una pequeña cantidad de granjas industrializadas de alto rendimiento y unos tres millones de pequeños propietarios que emplean prácticas agrícolas que generalmente no pueden competir con la de los "granjeros" norteamericanos fuertemente tecnificados y con subsidios considerables por parte de su gobierno. No es ocioso mencionar también la incertidumbre ambiental generada por la entrada de maíz genéticamente modificado, lo cual hace urgente la implementación del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad.

En otro sentido, para México la degradación ambiental derivada del TLCAN, se traduce en costos de hasta el 10% del PIB anual, lo cual de manera inminente, hace necesario restablecer acuerdos y modificaciones para tomar en consideración el daño medioambiental, que de alguna forma tome en cuenta dichos procesos y establezca criterios, así como su debido cumplimiento.

Por ejemplo, el comercio de diferentes productos debe estar regulado para garantizar que no se usen sustancias tóxicas y dañinas para el medio ambiente y la salud de las personas. Por ello el Registro de Emisiones y transferencia de contaminantes (RETC) debe ser una herramienta normativa, la cual proporcione beneficios tales como facilitar información acerca de las emisiones accidentales derivadas de procesos industriales (dentro y fuera de México).

Por último, y sólo para mencionar otro ejemplo, la extracción de recursos, su manufactura, su transportación en aire, mar y tierra; la industrialización y comercialización de bienes, el cambio de uso de suelo, la generación y disposición final de residuos y todo aquello relacionado al comercio internacional, significa la emisión de gases de efecto invernadero que son precursores del cambio climático global, por ello es urgente incorporar en la nueva estructura del TLCAN los mecanismos para fomentar el uso deenergías renovables, la incorporación demercancías regionales o locales, incentivos para cambio de tecnología y ¿Por qué no? instar a los consumidores a reducirsuconsumo desmedido y por ende su huella de carbono.

 

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