Estudio detecta posibles marcas epigenéticas del trauma en tres generaciones

Ciudad de México  

Sergio F Cara (NotiPress/Composición)

Investigadores analizan la transmisión biológica del trauma tras conflictos armados en Siria

 

Un estudio reciente sugiere que el trauma provocado por la violencia podría dejar marcas epigenéticas en el ADN que se transmiten a las siguientes generaciones. La investigación, publicada en Scientific Reports, analizó a familias sirias afectadas por conflictos armados en la década de 1980 y después del levantamiento de 2011, con el objetivo de identificar posibles modificaciones químicas heredables en su material genético.

El equipo científico examinó 131 participantes distribuidos en tres grupos: 10 familias que huyeron en los años ochenta, 22 familias desplazadas después de 2011 y un grupo de control conformado por 16 familias sirias no expuestas a violencia bélica. El análisis se centró en más de 850.000 regiones del ADN, en busca de marcas epigenéticas, es decir, alteraciones químicas que no modifican la secuencia genética pero sí su funcionamiento.

Los resultados revelaron marcas epigenéticas específicas en adultos y menores expuestos directamente a violencia, tanto en los años ochenta como después de 2011. También se detectaron en descendientes que no vivieron los eventos, incluidos hijos y nietos. En un caso documentado, estas marcas persistieron desde una mujer expuesta a violencia en los años ochenta hasta su hija y sus nietos.

"Los últimos hallazgos son ‘los primeros en identificar las señales epigenéticas del trauma a lo largo de tres generaciones en humanos mediante un diseño de investigación controlado’", señaló Rana Dajani, bióloga molecular de la Universidad Hachemita de Zarqa y coautora del estudio. Añadió: "La ciencia se basa en pequeños pasos, y este es un pequeño gran paso en la comprensión de la herencia epigenética".

El análisis se basó en los patrones de metilación del ADN, un mecanismo epigenético ampliamente investigado. Las muestras se recolectaron de células de la mejilla y permitieron identificar etiquetas de metilación distintivas en 21 regiones del ADN de personas con experiencias traumáticas. Asimismo, se hallaron 14 regiones con marcas similares en tres generaciones de una misma familia.

"Observar al menos dos, si no tres, o incluso cuatro generaciones es crucial. Esto no se hace a menudo en humanos", indicó Michael Kobor, epigenetista de la Universidad de Columbia Británica. Sin embargo, destacó que "la biología simplemente no respalda la metilación del ADN como vehículo de transmisión intergeneracional".

Aunque el ADN sufre un proceso de reprogramación epigenética en el desarrollo embrionario, Dajani mencionó estudios en animales donde algunos sitios podrían resistir este proceso. Además, subrayó que las familias analizadas no eran parientes consanguíneos, reduciendo la posibilidad de que la genética compartida o el ambiente de crianza expliquen completamente las marcas observadas.

Por su parte, Rachel Yehuda, neurocientífica del Monte Sinaí, consideró que "este es un excelente intento de analizar la huella biológica del trauma intergeneracional", aunque advirtió que debe tomarse como una "prueba de concepto", debido a factores como el tamaño reducido de la muestra y la selección del tejido.

 

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