Plaguicidas ayudan a salvar hasta 50% de las cosechas

Ciudad de México  

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Biorracionales y químicos son complementarios en el cuidado de los cultivos

 

Entre los numerosos productos ofrecidos por la industria agroquímica, los plaguicidas son los más importantes; se clasifican en: insecticidas, herbicidas, fungicidas, acaricidas y nematicidas. A nivel mundial, el consumo ronda los 266 billones de pesos, de los cuales el 50 por ciento corresponde a países desarrollados de Europa y América del Norte. En México se estima un consumo de 100 mil toneladas de tales compuestos, equivalente a 4 por ciento del consumo global. Diversos estudios señalan que, cuando se usan correctamente, los plaguicidas contribuyen a salvar alrededor del 50 por ciento de las cosechas.

La importancia de este tipo de compuestos ha sido tal que en 1948 Paul Hermann Müller recibió el Premio Nobel de Medicina por el desarrollo del diclorodifeniltricloroetano (DDT); sintetizado en 1939 por el químico suizo, el DDT es el plaguicida orgánico más antiguo y permite combatir grandes epidemias, como tifus (transmitido por los piojos), malaria (por mosquitos) y otras infecciones causadas por insectos vectores. Sin embargo, dados los graves daños ecológicos causados por su persistencia, desde 1969 muchos países prohibieron su uso para la protección contra plagas y pestes en plantas.

Alrededor de 1500 enfermedades afectan a las cosechas, causadas por 50 mil especies de hongos, 10 mil variedades de insectos, 1500 nemátodos, además existen 30 mil plantas adventicias. Hay registro de plagas extremadamente resistentes: 550 especies insectos y arácnidos, 230 enfermedades de plantas y 220 malas hiervas. Los plaguicidas fitosanitarios ayudan a combatirlos en los ámbitos vegetal y agrícola. Los ingredientes activos de los plaguicidas cumplen diferentes objetivos, salvan ese 50 por ciento de los cultivos gracias a que:

Se trata de sustancias necesarias para proteger el suministro de alimentos, reducir los costos para los consumidores y garantizar la calidad e inocuidad de los productos alimenticios consumidos. Aunque, no obstante los numerosos beneficios aportados por los plaguicidas a la agricultura, el uso masivo e inadecuado ha generado residuos nocivos en alimentos y contaminación progresiva en el medio ambiente. En atención a este problema, la ciencia desarrolló los plaguicidas biorracionales, productos derivados de microorganismos, plantas o minerales, también moléculas sintéticas y análogas a las naturales.

Caracterizados por tener efectos favorables en las plantas y efectos desfavorables en plagas y patógenos causantes de enfermedades, los biorracionales presentan toxicidad muy baja en humanos y otros vertebrados. Ahora bien, a pesar de la popular creencia de que los plaguicidas químicos deben erradicarse por completo, para que los plaguicidas puedan contribuir a salvar el 50 por ciento de las cosechas y minimizar los riesgos medioambientales de su uso, señalan algunos expertos, es de suma importancia no abusar de los productos químicos y biorracionales, seguir fielmente las indicaciones de los fabricantes y entenderlos como métodos complementarios.

 

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