Macron, Merkel, la Unión Europea y la migración

Ciudad de México  

Tensión en Europa

 

El presidente de Francia, Emmanuel Macron se encuentra en un momento crítico y de suma tensión diplomática. Hace unas semanas sostuvo una reunión con la Primera Ministra británica, Theresa May,para dialogar respecto a la materialización del Brexit. En esta ocasión, Macron buscará subir a Angela Merkel, canciller alemana, a su barca política.

La intención de Macron circunda la idea de construir e implementar un frente anti-populista. Sin embargo, para realizar esta propuesta requiere de la conjunción de consensos con los principales países de la Unión Europea. Entre ellos, por supuesto, está Alemania que, junto con Francia es el pilar medular en materia política y económica de la Unión.

Sobre la mesa del Palacio del Elíseo en París, el tema central es la situación migratoria y el descontrol del tránsito ilegal entre las distintas fronteras europeas. Sobre todo, a partir del incremento en la escala de conflictos como los de Siria.

Desde las reuniones en Bruselas el pasado junio de 2018, Macron no ha logrado aterrizar sus estrategias de la manera en que esperaría. Todo lo contrario, los líderes de las distintas naciones de la Unión parecen estar muy ocupados atendiendo sus respectivas agendas. Merkel es una de esas líderes, aunque, en reiteradas ocasiones y pese a un notorio sentido de desacuerdo con el francés, se ha mostrado abierta al intercambio productivo de ideas.

No obstante, el escenario de su homóloga alemana por el momento no es óptimo. Alemania está sumida en un profundo conflicto social y político debido a los constantes choques con perfiles xenofóbicos y persecuciones a personas extranjeras, particularmente los ocurridos en la ciudad de Chemnitz. Este panorama tiene a Angela Merkel en un sitio incómodo y de no mucha maniobra.

Hans-Georg Maassen, presidente del Servicio de Inteligencia Alemán, en contraste, negó la existencia de grupos de "cacería colectiva" a extranjeros. Es importante contextualizar los hechos que han llevado al asentamiento de esta situación.

En agosto del 2018, la ciudad de Chemnitz celebraba el cumplimiento de sus 875 años. Se realizó una suerte de fiesta en las calles del centro urbano y, tras una trifulca callejera, Daniel H., una alemán-cubano, perdió la vida. Posteriormente, la muerte de esta persona les fue vinculada a un ciudadano sirio y a otro iraquí. La granada sin seguro, explotó.

Tras darse a conocer esta supuesta secuencia de hechos, enormes grupos de ultraderechistas y radicales alemanes tomaron las avenidas de Chemnitz con el grito a todo pulmón de "nosotros somos el pueblo". La premisa consistió en perseguir a cualquier individuo extranjero y reclamar que el mandato, los derechos y la voz en Alemania les pertenece a ellos.

De igual forma, la protesta también adquirió un matiz consecuente. La exigencia a la administración de Angela Merkel para fortalecer y ensanchar las políticas anti migratorias. Debido a esto, grupos izquierdistas en pro de dar asilo a los refugiados y rechazo a los discursos xenófobos se manifestaron en contra del contingente de ultraderecha. Entre las filas de estos últimos hubo quienes, incluso, expresaron el saludo Nazi. La situación se salió de control.

Merkel condenó los actos y sostuvo que la xenofobia no sería tolerada en Alemania. Por eso las declaraciones del presidente de Inteligencia generaron tanto ruido. Maassen también refirió que las afirmaciones sobre la existencia de grupos de persecución a extranjeros solo provocan un desvío malintencionado de la opinión pública.

Este es uno de los principales obstáculos que Emmanuel Macron enfrenta para materializar sus intenciones políticas. Su comunión con Merkel y Alemania está comprometida y condicionada a la delicada situación del país germano. Empero, el encuentro entre ambos mandatarios sí se concretó en Marsella, Versalles, el 7 de septiembre de 2018. Indudablemente, esta es la arista de discusión primaria, pero de igual forma hay otros factores de peso que seguramente se abordaron.

Delinear nuevos parámetros para el Euro se yergue como otro de los temas relevantes. Macron y Merkel han puesto el dedo en el renglón de la necesidad de establecer una política de reducción de riesgos lo suficientemente confiable, delimitar un presupuesto cuyo objetivo específico sean las crisis y la concepción de un sistema bancario de respaldo mucho más sólido. Añadido a esto está el entorno del Brexit, que ni Macron ni Merkel han visto con buenos ojos desde su incursión en el horizonte político y económico de la Unión Europea.

Además, hay una latente urgencia por parte de los dos líderes por estructurar caminos de comunión de cara a las próximas elecciones (en mayo de 2019) en las que se elegirán a los nuevos ocupantes de la Cámara del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia. En ese proceso electoral, según las palabras de Macron, se presentará la pugna entre progresistas y nacionalistas. Misma que desplazó, aparentemente, la dualidad derecha - izquierda.

Migración, la conformación del nuevo orden de la Unión Europea, el desarrollo del Brexit, la reforma al Euro y la alianza entre Emmanuel Macron y Angela Merkel suponen una atmósfera complicada mientras el 23 de mayo se aproxima.

 

Unión Europea

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