Manejar la ira de forma saludable reduce el estrés y protege la salud emocional

Ciudad de México  

Sergio F Cara (NotiPress/Composición)

Especialistas proponen estrategias prácticas para gestionar la ira sin patologizarla

 

La gestión de la ira se ha convertido en un tema prioritario para el bienestar integral, según revelan datos recientes que indican que el adulto promedio experimenta esta emoción unas 14 veces por semana. Además, el 30% de las personas reconoce tener dificultades para controlarla, lo que puede repercutir directamente en la salud física, emocional y en las relaciones interpersonales.

La Dra.Xiaolei Chen, médica de atención primaria del Hospital Houston Methodist, explicó que la ira es una emoción natural dentro del espectro humano, pero advirtió que "cuando se vuelve abrumadora y afecta nuestro comportamiento e interacción normales, se convierte en un problema que debe abordarse. Pero nunca quiero patologizar este tipo de emociones".

Según la especialista, esta emoción se manifiesta en tres dimensiones: fisiológica, cognitiva y conductual. En el cuerpo, puede generar taquicardia, sudoración o tensión muscular. Desde lo cognitivo, las respuestas están influenciadas por el entorno cultural y social. En cuanto al comportamiento, este depende de la capacidad del cerebro para regular las emociones de manera adecuada.

Chen destacó que los episodios frecuentes de ira pueden estar relacionados con niveles elevados de cortisol, una hormona clave en situaciones de estrés. "Este ciclo —el estrés crónico provoca un aumento del cortisol, lo que a su vez provoca una respuesta de ira exagerada— puede hacer que las personas se sientan nerviosas, agotadas y más propensas a comportamientos impulsivos o agresivos", explicó.

Para quienes buscan controlar la ira, la especialista sugiere una "caja de herramientas" basada en tres prácticas: respiración profunda con el diafragma, técnicas de conexión a tierra como caminar o usar estímulos sensoriales, y pausas conscientes enfocadas en aceptar la incomodidad y redirigir la atención con autocompasión.

A largo plazo, Chen recomienda reforzar hábitos de vida como el ejercicio, una alimentación equilibrada y el descanso adecuado. También resaltó el papel de la meditación y la atención plena como herramientas útiles para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

"Sentir ira no significa que debamos responder con un arrebato verbal o físico. Fortalecer esa parte del cerebro encargada de la toma de decisiones es clave para gestionarla de forma más saludable", afirmó la médica.

Finalmente, advirtió que si la ira se vuelve persistente y afecta de manera constante la vida diaria, o se asocia con traumas, depresión o consumo de sustancias, es importante acudir a ayuda profesional. La detección temprana puede ofrecer beneficios importantes en la salud física y mental.

 

Salud mentalSaludHospital Houston Methodist

¿Te gustó el contenido?

 

 

Recibe las noticias por correo

Entérate de la economía, noticias internacionales y el impacto en los negocios. Aviso de privacidad