Científicos latinoamericanos enfrentan retos emocionales al migrar por oportunidades

Ciudad de México  

Sergio F Cara (NotiPress/Composición)

Testimonios revelan impacto psicológico de trabajar en ciencia lejos del país de origen

 

Migrar por una carrera científica supone más que un avance profesional. Para numerosos investigadores latinoamericanos, trabajar en el extranjero implica afrontar desafíos emocionales marcados por la distancia familiar, el desarraigo cultural y la presión por destacar en entornos académicos exigentes. Según testimonios recogidos por Nature, estos factores afectan directamente el bienestar mental de quienes desarrollan ciencia fuera de sus países de origen.

Las experiencias compartidas por científicos radicados en Australia, Estados Unidos, Suecia y Europa dan cuenta de sentimientos de soledad, falta de redes de apoyo, barreras lingüísticas y la constante necesidad de demostrar pertenencia al entorno científico global. Si bien los logros obtenidos suelen ser reconocidos por sus comunidades, el costo emocional asociado a estas trayectorias muchas veces permanece invisible.

Desde la Universidad de Melbourne, María del Mar Quiroga, especialista en datos y madre, compartió: "Criar a un hijo sin ayuda fue realmente duro. Nunca tuvimos a nadie más que cuidara de nuestro hijo". La investigadora argentina relató que actividades como tejer y mantener una carpeta de bienestar con mensajes positivos le ayudaron a sobrellevar el síndrome del impostor.

En Estados Unidos, Carolina Lambertini, bióloga brasileña en la Universidad Estatal de Pensilvania, enfrentó discriminación y obstáculos relacionados con el idioma. "No nací con el privilegio de hablar el idioma dominante de la investigación", indicó. Para manejar el impacto emocional, recurrió a terapia con una profesional de Brasil: "No podía imaginar traducir emociones tan profundas al inglés".

Desde Suecia, Mario Romero, profesor en visualización de datos, relató un colapso por exceso de trabajo: "Trabajé 90 horas en una semana, sin dormir durante 35. Tuve un momento en el que me vi trabajar, pero no sentí que fuera yo". A raíz de ese episodio, estableció una jornada laboral estándar y pausas programadas.

En Nevada, Juan Henao, investigador colombiano, manifestó la dificultad de estar dividido entre dos países. "Viajo unas cuatro veces al año para no perderme la vida de mis hijos" Aunque este tránsito afecta su integración cultural, el deporte y las actividades recreativas lo han ayudado a mantener estabilidad emocional.

Pese a estos desafíos, los científicos entrevistados coincidieron en que hablar abiertamente sobre el tema, establecer límites claros y crear redes de apoyo culturalmente afines ha sido fundamental para sostener sus trayectorias sin descuidar la salud mental. Estas vivencias reflejan una realidad compartida por profesionales del sur global, quienes, además de buscar oportunidades académicas, procuran herramientas para sostenerse emocionalmente en sistemas que aún no reflejan completamente su diversidad.

 

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