Buenas prácticas para un sector palmicultor ambientalmente sostenible

Ciudad de México  

NotiPress

Buenas prácticas son el motor del sector palmicultor

 

Las amenazas ambientales alrededor del mundo comenzaron a tener un tratamiento sistemático desde la conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente humano, realizada en Estocolmo, en 1972. Los temas ambientales tomaron fuerza a partir de 1990, debido al impacto de la contaminación industrial y su consecuencias para la calidad de vida de las personas. En torno a las prácticas utilizadas en cultivos de palma de aceite, NotiPress entrevistó a Manuel Bacaro, ingeniero agrónomo y director general de Palmo Sur, a fin de conocer la visión del sector empresarial mexicano sobre el desempeño ambiental y económico de estos cultivos oleaginosos, fuertemente cuestionados en el sureste asiático donde se produce poco más del 80% del aceite vegetal consumido en el mundo.

Para Bacaro, el desarrollo de cultivos de palma de aceite en México se da en un contexto de cambio de uso del suelo, algo muy diferente a cómo detonó su industrialización en el sureste asiático. "En general, la industria de palma es muy responsable en Latinoamérica", dijo el también administrador de empresas. América Latina tomó su propio camino en los cultivos palmeros y, debido a las condiciones de la región y la experiencia asiática, eligió llevar su producción a un terreno más sostenible, Colombia, que tiene alrededor de 60 años de cultivos, mientras países como Guatemala o México, tienen entre 25 a 30 años. En entrevista exclusiva, el empresario con más de 15 años de experiencia al frente de cultivos palmeros en Latinoamérica, recomendó prácticas alineadas con un desempeño ambiental.

Buenas prácticas del sector palmicultor

Un beneficio en la agricultura palmera ejecutada mediante buenas prácticas, si se compara con otras siembras, es la no utilización de productos como herbicidas o plaguicidas. "La misma palma promueve el uso de plantas nectaríferas", dice el ingeniero agrónomo. Las plantas nectaríferas mantienen flores por un largo periodo y estas atraen a ciertos insectos. Por su parte, estos insectos se encargan de controlar de manera natural algunas plagas enemigas del follaje de la palma aceitera, generando un balance.

Asimismo, mediante estudios de alto valor de conservación, la industria palmera promueve prácticas responsables como el cuidado de especies y la biodiversidad, adoptando el uso de corredores ecológicos: "Las buenas prácticas no solo ayudan con el tema ambiental sino que al mismo tiempo generan un beneficio dentro de la economía del propio cultivo [de la palma de aceite]"

Otra buena práctica del sector en México es el monitoreo nutricional permanente de los suelos. A diferencia de otros cultivos donde se aplican fórmulas predefinidas, en el caso del cultivo perenne se tiene un dinamismo con el propósito de atender de forma responsable el desempeño ambiental, en tanto se maximizan los resultados económicos del sector, dijo Bacaro. Durante 2018, mediante una acción entre el Gobierno de Tabasco y la Federación Mexicana de Palma de Aceite (FEMEXPALMA), se creó el laboratorio CIISPALMA, una iniciativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) junto al gobierno del estado de Tabasco. El objetivo del centro de investigación es contribuir a mejorar las prácticas del sector y orientar a la industria a una productividad sostenible de la palma de aceite, a partir de actividades de capacitación, investigaciones aplicadas y servicios tecnológicos especializados, entre otras.

 

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