Un análisis global realizado en 68 países concluyó quela confianza en los científicos sigue siendo elevada, según un estudio coordinado por la Universidad de Zúrich y la ETH de Zúrich. Esta investigación, que encuestó a 71 mil 922 personas y contó con la participación de 241 investigadores, es el mayor esfuerzo de este tipo desde la pandemia de Covid-19.
Los resultados indicaron un promedio de confianza de 3.62 sobre 5, lo que refleja una percepción generalmente positiva hacia los científicos. Viktoria Cologna, líder del estudio, destacó: "La mayoría de la gente en la mayoría de los países tiene un nivel relativamente alto de confianza en los científicos y quiere que desempeñen un papel activo en la sociedad y la política".
El 78% de los encuestados considera que los científicos están cualificados, el 57% los percibe como honestos y el 56% cree que están comprometidos con el bienestar público. Sin embargo, menos del 50% opinó que los científicos escuchan las opiniones del público, lo que señala una necesidad de mejorar el diálogo entre la ciencia y la sociedad.
Factores socio-políticos y regionales
Por otro lado, de acuerdo a NotiPress, el estudio reveló diferencias en la confianza hacia los científicos según regiones e ideologías. En los países occidentales, las personas con posturas políticas de derecha tienden a confiar menos en los científicos que quienes tienen ideologías de izquierda. A nivel global, sin embargo, no se encontró una relación consistente entre orientación política y confianza en la ciencia.
Además, el 83% de los encuestados opina que los científicos deberían comunicarse más con el público, mientras queel 52% respalda su participación en la formulación de políticas. Solo un 23% considera que los científicos no deberían promover políticas específicas.
Prioridades de la investigación y desconexión percibida
Entre las áreas prioritarias para la investigación científica, los encuestados valoraron más la mejora de la salud pública, soluciones energéticas y la reducción de la pobreza. En contraste, el desarrollo de tecnología militar obtuvo el menor apoyo.
Un hallazgo clave fue la desconexión entre las prioridades del público y las de la ciencia. Niels Mede, coautor del estudio, señaló: "Muchas personas sienten que las prioridades de la ciencia no siempre están bien alineadas con sus propias prioridades".