Cientificos identifican circuitos cerebrales subyacentes a experiencias disociativas

Ciudad de México  

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Experimentaron con los efectos de la ketamina en ratones

 

Perderse en la lectura de un libro, en una película o en algún sueño es bastante común; ademas, es una experiencia agradable. No obstante, para algunas personas, esta experiencia es más que solo un estado pasajero, se convierte en un estado desconcertante cuando la sensación se vuelve tan intensa que asemeja estar separado de su mente o cuerpo. Ante ello, científicos de la Universidad de Standford identificaron los circuitos cerebrales subyacentes a las experiencias disociativas.

Esta sensación es conocida con el nombre de disociación. Karl Deisseroth, profesor de bioingeniería y de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad de Stanford indicó, entre el 2 y 10 por ciento de la población experimentará el misterioso fenómeno conocido como disociación durante su vida.

Deisseroth comenta, "este estado a menudo se manifiesta como la percepción de estar en el exterior mirando hacia la cabina del avión que es su cuerpo o mente, y lo que está viendo no lo considera usted mismo". Deisseroth asegura que tres de cada cuatro personas que han experimentado un evento traumático, entrarán o podrían entrar en un estado disociativo durante el evento, en las horas, días o semanas siguientes.

Para la mayoría de las personas, estas experiencias disociativas desaparecen por sí solas a las pocas semanas del trauma. Desafortunadamente, la disociación puede volverse crónica y altamente disruptiva, pudiendo derivar en el trastorno de estrés postraumático y otras afecciones neuropsiquiátricas. "Para desarrollar tratamientos y comprender la biología, se necesita saber más", expresa Deisseroth.

Ahora, en un estudio publicado en la revista Nature, Deisseroth y sus colegas han revelado los fundamentos moleculares y la dinámica de los circuitos cerebrales subyacentes a la disociación; "este estudio ha identificado circuitos cerebrales que juegan un papel en una experiencia subjetiva bien definida. Más allá de sus posibles implicaciones médicas, se plantea la pregunta: ¿Qué es el yo? Eso es importante en derecho y literatura, e importante incluso para nuestras propias introspecciones ",comentó Deisseroth.

Se realizó un mapa de la conexión cerebro-mente observando cerebros y comportamiento de ratones, además se observó el tratamiento de un paciente con convulsiones crónicas. Para este último, el paciente informó experimentar una sensación de disociación previa a cada convulsión -esta sensación es conocida como aura-. El paciente lo describe como si estuviera "fuera de la silla del piloto, mirando, pero sin controlar, los indicadores".

Investigadores registraron señales eléctricas de la corteza cerebral del paciente y la estimularon eléctricamente para tratar de determinar el punto de origen de las convulsiones. Previo a la convulsión, los investigadores descubrieron que no solo el aura se hacía presente, sino también por un patrón particular de actividad eléctrica localizado dentro de la corteza posteromedial del paciente. Se estimuló esta región y el paciente experimentó el aura disociativa sin tener convulsiones.

Experimentaron con los efectos de la ketamina en ratones, y resultó en una desconexión entre la percepción de las sensaciones entrantes y una respuesta a esta. Se colocaron sobre una superficie caliente, los ratones reaccionaron a la sensación de calor moviendo sus patas. Pero actuaron como si no les importara lo suficiente, contrario a la reacción esperada; lamer sus patas para refrescarse.

Los estudios de científicos, como el de la Universidad de Stanford, el cual identificó los circuitos cerebrales subyacentes a experiencias disociativas, han demostraron que un tipo particular de proteína, podría ser un objetivo de tratamiento potencial ante el efecto de disociación.

 

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