Algunas cosas parecen mejorar para México

Ciudad de México  

Populismo y liberalismo, antesala electoral, Brexit y TLCAN

 

Siempre que llovió, paró. Las tormentas políticas tienen vida propia, ritmo y momentum, pero existen indicios que apuntan a ciertas mejorías en el país del oro verde, principalmente en términos de estabilización del dólar y la apertura a nuevos socios comerciales.

Las lecciones de populismo de algunos países de América Latina, no han sido suficientemente contundentes para México. Todavía hay espacios de discusión, como en la Convención Bancaria, celebrada en Acapulco, donde la política se debate si «populismo» o «liberalismo».

Existe una dicotomía tragicómica en las políticas populistas; funcionan bien hasta que explotan. En contraposición, las iniciativas neoliberales, también funcionan bien, hasta que la política explota.

Si bien, el preludio binario de populismo o liberalismo, es solo la antesala de lo que tendría una nueva edición en el 2018 en cuestiones de políticas electorales, es meritorio destacar que las iniciativas estériles en contra del populismo, no son lo suficientemente persuasivas. En la otra esquina, el liberalismo tiene el mismo problema de base, aunque, por cierto, goza de mejor reputación.

Algunos antecedentes cercanos, deben ser tenidos en cuenta en la lectura de hacia dónde va el mundo. El 2017 arrancó fuerte con Trump y el Brexit, ambos alineados con un enfoque nacionalista, en contra de la globalización, para lo que particularmente el presidente de los Estados Unidos, tiene el plus de simpatizar con medidas populistas.

Se puede observar que, el presidente de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, impulsa una imagen que da la sensación de traspasar la delgada línea del proselitismo. En una realidad paralela, la política gobernante, de la mano de banqueros, tiró la piedra de los estilos de política. El mexicano es astuto y en política tiene cara de póker. Solo algunos pocos mal pensados podrían esbozar que la campaña electoral comenzó hace un tiempo.

El mercado en México absorbió de manera sorprendente los primeros cien días de Trump y sus ideas del muro, el TLCAN e iniciativas de una batalla fiscal, con mensajes intimidatorios a empresas privadas. Esto responde a la fuerza que ha tomado el peso.

Pero un dólar tan bajo no le sirve a México, le hace perder competitividad para exportar el oro verde de aguacates. Ya lo dijo el aún Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en la Convención Bancaria: que el precio del dólar debería estar un 10 por ciento más alto que los 19 pesos que cotiza en ventanilla de bancos los últimos días de marzo.

Las condiciones en las que se encuentra el país Azteca son ideales. Una oportunidad real de expandir mercados y no depender del estado de ánimo de Estados Unidos, un peso mexicano fuerte, una tasa de inflación óptima en relación a sus vecinos del sur, una de las tasas de emprendedores más alta del planeta y en vísperas de elecciones presidenciales.

Solo hay una cuestión que no queda clara: ¿Asumirá México el liderazgo para convertirse en el centro de negocios de América Latina? Es evidente que las condiciones están dadas para que esto ocurra, pero la duda es ¿Tendrán los gobernantes el ancho para lograr posicionar al país como un nuevo centro de negocios americano?

 

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